jueves, 14 de noviembre de 2013

 
TRADICION Y TRADICIONALISMO
 
 
TRADICION
 
La tradición cultural manifiesta la sabiduría popular, las creaciones culturales que sobrepasan largos periodos de la historia porque forman la mentalidad de las colectividades humanas, prácticas consuetudinarias de los pueblos autóctonos. La tradición cultural es el alma de un pueblo, satisface sus necesidades vitales
, básicamente como alimentarse, vestirse, gozar, relajarse, en última instancia de vivir plenamente, como tal es inherente a la vida colectiva con raíces profundas en el pasado, con expresiones masivas en el presente y la recreación permanente con perspectiva a sobrevivir y aun fortalecerse en el futuro, en el marco de un nuevo sistema político. La tradición cultural en el Perú se caracteriza por su inmensa diversidad, siendo esta sabiduría de los pueblos uno de los ejes para construir la independencia nacional, el proyecto nacional, la nueva sociedad, precisamente para que tenga plena vigencia los valores histórico culturales creadas por los pueblos y en beneficio propio. Si es así no se opone a lo nuevo, por el contrario, fundamenta el cambio social y la nueva cultura. El proceso de cambio social va en contra del sistema injusto del capitalismo salvaje, su modelo neoliberal sustentada por la oligarquía que impide el desarrollo soberano del arte popular y la convivencia intercultural armónica.
 
Los grandes problemas nacionales como la dependencia, el subdesarrollo, la pobreza, la fragmentación social, la carencia de un proyecto nacional y la ausencia de una clase dirigente, factores que no permitieron el desarrollo de la república, la democracia y la ciudadanía. En estas condiciones la sabiduría popular no tuvo espacios de desarrollo en las instituciones administradas desde el poder central, porque la tradición cultural de los pueblos es incompatible con la cultura de las clases dominantes. Una de las instituciones donde se discriminó la sabiduría popular fue la escuela, aun sigue siendo práctica en gran parte del país, espacio “cultural” donde fue vetado, burlado o menospreciado la lengua nativa, la dieta alimentaria, la vestimenta, el canto, la música y las creencias nativas. La república criolla en lugar de reivindicarla la sabiduría popular del Perú profundo, la marginó, ridiculizó y trató de desaparecerlas, borrarlas de la memoria popular.
 
En la actualidad proyectos educativos e iniciativas culturales de diferentes organizaciones tratan de revertir esta situación.
 
TRADICIONALISMO


En sentido general es una actitud conservadora que se siente obligada unilateralmente a la tradición. Normalmente es característica de tal actitud una inteligencia mecánica de la tradición en oposición a una postura abierta frente al pasado y al futuro.
En sentido estricto es la doctrina según la cual fue absolutamente necesaria al género humano una revelación primitiva para adquirir el conocimiento no sólo de las verdades de orden sobrenatural, sino también el de las verdades fundamentales de orden metafísico, moral y religioso: existencia de Dios, espiritualidad e inmortalidad del alma y existencia de una ley moral estrictamente obligatoria.
 
TRADICION Y TRADICIONALISMO

 
Nada hay más opuesto a la verdadera Tradición que el Tradicionalismo. La Tradición es la adaptación dinámica del hombre a su entorno físico, social y cultural, basada en la experiencia de los antepasados, pero también en la innovación. El Tradicionalismo, en cambio, pretende regresar a una fecha concreta de la Tradición, a la que convierte en paradigma, sin percibir el contrasentido latente, pues la Tradición por propia esencia es atemporal y dinámica. El Tradicionalismo surge exclusivamente cuando la cesura con la Tradición es ya irremediable y pretende galvanizarla con los mecanismos de la ultraortodoxia y la historia. Y, como he dicho antes, la propia naturaleza dinámica de la Tradición la hace difícilmente compatible en la práctica con los métodos y las conclusiones de la Historia, como magníficamente explica Antonio Pizza La construcción del pasado.
El Tradicionalismo NUNCA es inocente. No estudia el pasado, sino que lo reconstruye, moldeándolo, golpeándolo hasta hacerlo encajar en sus prejuicios de cómo debería haber sido, y no de cómo fue. Y en este pasado-ficción, hábilmente ataviado de verdad histórica o de verdad tradicional, es en el que sustenta sus reivindicaciones presentes. Es, parafraseando la célebre obra de Hobsbawm y Ranger, La invención de la tradición.
 
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